Esta es una tarta tibia, porque como mejor se degusta es al rato de retirarla del horno, cuando la ganaché de su interior aún está blandita y el plátano maduro muestra todo su sabor dulce.
Al tomarse templada y llevar una cobertura de huevos y azúcar, me recuerda mucho en su sabor a los típicos crêpes tan parisinos que se rellenan de crema de cacao y plátano. Lo cierto es que esta fruta y el chocolate siempre han mezclado a la perfección.
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