Con la llegada de noviembre, los días se acortan y el frío empieza a sentirse. Es el momento perfecto para disfrutar de los sabores intensos y reconfortantes del otoño, con frutas y verduras que aportan energía, vitaminas y color a nuestra mesa.
Consumir productos de temporada no solo es más saludable, sino también más sostenible y económico. 🌱

Frutas de temporada en noviembre

Durante este mes, las frutas otoñales están en su punto justo de maduración. Dulces, jugosas y llenas de nutrientes, son perfectas para comer frescas o incluir en postres y compotas.

• Mandarinas y naranjas: ricas en vitamina C, fortalecen las defensas y aportan un toque cítrico refrescante.

• Caquis: suaves y dulces, ideales para tomar con cuchara o añadir a ensaladas y yogures.

• Granadas: antioxidantes y crujientes, perfectas para ensaladas o para dar color a tus platos.

• Manzanas y peras: siguen en plena temporada, versátiles y deliciosas tanto crudas como cocinadas.

• Uvas: una de las últimas frutas otoñales antes del invierno, perfectas para picar entre horas o añadir a recetas saladas.

• Kiwis: empiezan a llegar con fuerza y son una excelente fuente de vitamina C y fibra.

Verduras y hortalizas de temporada en noviembre

El frío trae consigo verduras con sabor más intenso y texturas perfectas para guisos, sopas y cremas calientes.

• Calabazas: la reina del otoño, perfecta para cremas, purés o postres.

• Coles y repollos: ricos en fibra y minerales, ideales para salteados o estofados.

• Berenjenas y pimientos: todavía se pueden encontrar, aunque están llegando al final de su temporada.

• Coliflor y brócoli: dos grandes aliados contra el frío, con un alto contenido en vitamina C y antioxidantes.

• Espinacas y acelgas: tiernas y llenas de hierro, excelentes en tortillas o salteadas.

• Zanahorias, nabos y puerros: perfectos para caldos y potajes reconfortantes.

Come de temporada y gana en sabor y salud

Elegir frutas y verduras de temporada en noviembre es apostar por alimentos más frescos, sabrosos y nutritivos. Además, ayudas al medio ambiente y al comercio local.

Aprovecha la abundancia de productos otoñales y llena tu mesa de color, aroma y bienestar.

Las espinacas son una de esas verduras versátiles que pueden aparecer en cualquier plato: desde ensaladas frescas hasta guisos o tortillas. Pero una duda común entre quienes cuidan su alimentación es si es mejor comerlas crudas o cocinadas. La respuesta depende de lo que busques: sabor, textura o beneficios nutricionales.

Espinacas crudas: frescura y vitaminas al máximo

Consumir espinacas crudas es ideal para aprovechar vitaminas sensibles al calor, como la vitamina C y el ácido fólico, que se reducen con la cocción.
Además, su alto contenido en agua y fibra las hace perfectas para mantener una buena hidratación y favorecer la digestión.

Puedes disfrutarlas en ensaladas, batidos o wraps, siempre lavándolas bien antes de comer.

Espinacas cocinadas: más hierro y antioxidantes

Cuando cocinamos las espinacas (al vapor, salteadas o hervidas brevemente), su volumen disminuye y se concentran algunos nutrientes, como el hierro, el calcio y los carotenoides (antioxidantes que protegen las células).
El calor también ayuda a reducir el contenido de oxalatos, compuestos que pueden interferir con la absorción de minerales.

Por eso, si buscas una dosis extra de energía y hierro, las espinacas cocinadas son tu mejor opción.

Entonces… ¿crudas o cocinadas?

La mejor forma de comer espinacas es alternar ambas versiones. Crudas para aprovechar su frescura y vitaminas, cocinadas para mejorar la absorción de minerales.

Lo ideal es combinarlas en tu dieta diaria: un batido verde por la mañana y una tortilla de espinacas por la noche son una forma perfecta de disfrutar todos sus beneficios.

En Frutas Champi encontrarás espinacas frescas, tiernas y llenas de sabor para cualquier preparación.

¡Da color y salud a tus platos con esta verdura tan completa!