Naranjas
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Berenjena
El Aguacate es, al mismo tiempo, una fruta y una verdura. Su sabor exquisito y su consistencia cremosa permiten combinarlo casi con cualquier alimento.
- Generalmente, el aguacate reduce los niveles de colesterol, controla la presión arterial, tiene propiedades antiinflamatorias, regula el azúcar en sangre y reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares.
- El aguacate contiene magnesio y potasio, que favorecen el funcionamiento del sistema nervioso y muscular y ayudan al sistema inmunológico.
- Posee vitaminas de los grupos A, C, D, K y B.
- Al ser rico en fibra, evita el estreñimiento y regula los niveles de glucosa en la sangre.
- El aguacate es rico en ácido fólico y ácido oleico, un tipo de ácido graso que ayuda a controlar los niveles de colesterol.
Pimiento verde
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Lechuga
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Tomate
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Pimiento rojo
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Cebollas
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Espinacas
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Mandarina
La mandarina es una fruta deliciosa y nutritiva que se puede disfrutar de diversas formas. Es una excelente opción para incluir en la dieta diaria.
Guayaba
La guayaba (Psidium Guajava) es un fruto tropical, originario de América, cuyo cultivo y consumo se ha ido extiendo por países de todo el mundo, desde India o China, hasta las regiones más cálidas de Europa. Procede del guayabo, un arbusto del que se aprovecha no solo el fruto, sino también sus hojas y su raíz para usos diversos. Su intenso aroma, su pulpa carnosa y su sabor, que va desde el más dulce hasta el agridulce, ha hecho que conquiste los paladares más exquisitos. Además, la guayaba posee interesantes propiedades a la hora de mantener en buen estado nuestro organismo.
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La Semana Santa, un momento de reflexión y celebración para muchas culturas en todo el mundo, trae consigo una serie de tradiciones arraigadas, incluyendo algunas relacionadas con la comida y las bebidas. Una de las más refrescantes es la costumbre de beber limonada, una bebida cítrica y revitalizante que no solo sacia la sed, sino que también brinda un toque de frescura y vitalidad en medio del fervor religioso.
La tradición de la limonada en Semana Santa
El origen de la limonada como bebida tradicional en Semana Santa tiene varias explicaciones, sin que ninguna de ellas sea totalmente definitiva:
1. Bebida refrescante para la abstinencia:
En Semana Santa, la tradición cristiana marcaba un período de abstinencia de carne y otros alimentos. La limonada, con su sabor refrescante y su bajo contenido calórico, se convirtió en una bebida popular para saciar la sed y mantener el cuerpo hidratado durante este periodo.
2. Sustituto del vino:
En algunas regiones, la limonada se consideraba un sustituto simbólico del vino, bebida prohibida durante la Semana Santa. Su color amarillo incluso se asemejaba al del vino blanco, lo que la convertía en una alternativa aceptable para algunos.
3. Tradición pagana:
Existe la teoría de que la tradición de la limonada en Semana Santa tiene raíces paganas. En algunas culturas antiguas, se celebraba la llegada de la primavera con bebidas a base de cítricos. La limonada, con su sabor cítrico y refrescante, pudo haber sido una adaptación de estas tradiciones paganas a la celebración cristiana.
4. Leyendas populares:
También existen diversas leyendas populares que intentan explicar la relación entre la limonada y la Semana Santa. Una de ellas, por ejemplo, cuenta que en la región de León, los judíos se bañaban en el río Sil durante la Semana Santa. Los cristianos, para evitar represalias, les ofrecieron limonada como símbolo de paz.
5. Simple coincidencia:
Es posible que la asociación entre la limonada y la Semana Santa sea simplemente una coincidencia. La época de la Semana Santa coincide con la temporada de mayor producción de limones en algunas regiones, lo que la convertía en una bebida disponible durante esta época del año.
El proceso artesanal de elaboración de la limonada
La limonada artesanal es una verdadera delicia, que combina la frescura de los limones recién exprimidos con el dulzor del azúcar y el frescor del agua. Aquí sus ingredientes:
- 8 litros de vino tinto.
- 1 Kg y medio de azúcar.
- Un cuarto de Kg de higos secos.
- Un cuarto de Kg de pasas.
- Zumo de 1 Kg de limones
- Zumo de 2 Kg de naranjas.
- 4 ramas de canela.
- 1 tercio de las cáscaras de limón en trozos.
- Cáscara de seis naranjas en trocitos.
- Opcional: según la zona se le añade un chorrito de otra bebida alcohólica, como cointreau, vermut, licores de hierbas, ron, ginebra, etc
Como ves, la receta típica de esta limonada de vino se prepara en grandes cantidades. Así que primero tendrás que hacerte con un recipiente grande que tenga capacidad para, al menos, 10 litros.
- Vierte el vino en el recipiente.
- Pela la parte más externa de las naranjas y limones y añade las cáscaras al vino.
- Exprime las naranjas y limones y añade el zumo obtenido a la mezcla del vino anterior.
- Echa las ramitas de canela, los higos secos y las pasas.
- Añade un chorrito generoso de licor.
- Para terminar, echa medio kilo de azúcar.
¡Y ahí lo tienes! Una limonada artesanal lista para disfrutar durante las festividades de Semana Santa. Esta refrescante bebida es perfecta para compartir con familiares y amigos mientras disfrutas de las celebraciones y el espíritu de la temporada.
De color verde lima, forma cónica y formada a su vez por conos más pequeños, es una gran desconocida entre los consumidores. Familia de la coliflor, tiene múltiples propiedades
Confieso que lo veía desde tiempo atrás en la frutería del barrio y tenía para mí una apariencia casi inquietante. Como verdura, se entiende. Porque como simple objeto resulta de una belleza absolutamente hipnótica. Es verde lima, de forma cónica y formado a su vez por conos más pequeños, semejantes a diminutos abetos. Un perfecto fractal de la naturaleza, entendiendo por fractal un ‘diseño’ que repite formas iguales a diferentes escalas, teóricamente de manera infinita. Incapaz de resistir la curiosidad pregunté por aquella extraña y atrayente verdura. «’Romanescu’, parecido a la coliflor», me informó mi frutera.
En seguida asocié el producto a esa amplia gama de alimentos exóticos que debemos a la inmigración americana, que vamos aprendiendo a apreciar poco a poco y algunos de los cuales ya han sido objeto de antención del Cocinillas. Pero no. No viene de América, sino de Italia y de ahí su nombre, romanesco (aunque mi frutera y otros lo hagan terminar en ‘u’, lo que le hace a uno pensar en un jugador del Steaua de Bucarest).
Viene de Italia, sí. Y se consume mucho en ese país y en Alemania, Francia, Gran Bretaña y los países nórdicos. Y se produce en España. Entonces… ¿por qué yo no lo había visto hasta hace muy poco, quizá no más de un año o año y medio como mucho? Me consuela -consuelo de tontos- leer que se trata de una hortaliza casi desconocida aún para la mayoría de los consumidores españoles.
Es una planta del grupo de las coles brasicáceas, emparentada tan estrechamente con el brécol (o brócoli) y la coliflor que he leído por ahí que se trata de un descendiente híbrido de ambos. No es cierto, solo son familia. Y no es un producto de laboratorio, al menos reciente: al parecer tiene la misma apariencia desde hace siglos, cuando dejó de producir flores. Siendo un pedúnculo en sí mismo, está formado por otros más pequeños (los ‘abetitos’ de los que hablábamos) a la manera de los florones en la coliflor y el brécol.
De sus propiedades, ni hablamos. Si hacemos caso a los nutricionistas, lo comeríamos casi todos los días: es diurético, anticancerígeno, cardiosaludable, reduce el colesterol, tiene mucha vitamina C, ácido fólico, potasio, fósforo…
¿Y a qué sabe? Pues muy parecido a sus dos primos (y es menos flatulento). A mí me resulta más dulzón que la coliflor y menos cargante que el brócoli. Pero no siempre, depende de la preparación. Y, como pasa con sus parientes, admite muchísimas y muy sabrosas recetas. Empezando por comerlo crudo, bien limpio claro, y con un chorretón de aceite de oliva y acompañado se otras hierbas. Yo prefiero quitarle la crudeza pero con una cocción suave y corta que lo deje al dente y conserve su precioso color y añadirle un simple refrito de ajos.
Fuente: https://www.elcorreo.com/
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